4. Respeto al libre arbitrio del paciente ante la decisión de liberarse
Bajo ninguna hipótesis el exorcista puede realizar un exorcismo sin el consentimiento de la persona a quien se le ha de aplicar, pues el Padre respeta rigurosamente la libertad de elección de cada ser humano.
Las excepciones a esta regla se dan cuando la persona no está en posesión de sus facultades mentales, esto es, cuando, por ejemplo, se trata de un niño pequeño si edad para entender el sentido del procedimiento, de una persona senil o, claro, cuando el individuo está en medio de un episodio de posesión en que el posesor ha tomado el control de su mente.
Si el exorcista no respeta este principio Dios no le va a dar la energía necesaria para realizar el ritual con éxito, de manera que quedará indefenso ante la acción de los espíritus negativos.
Cuando la persona dice no, puede ser por diversos motivos. Por ejemplo, puede ser que, simple y llanamente, su alma no quiera liberarse, puede que en ese momento no esté preparada para ello y más adelante sí lo esté, etc. En cualquier caso, habrá que respetarla con comprensión, sin ninguna necesidad de indignarse si recibimos un no porque nosotros no lo sabemos todo, solo Dios sabe el camino que habrá de seguir cada alma.
5. Nuestro modelo de trabajo: liberación o exorcismo por encaminamiento angélico
El ritual de liberación espiritual propuesto en esta guía es de probada eficacia pero es apenas uno entre muchos otros.
Se puede utilizar tal y como se presenta aquí, pero tampoco hay ningún problema si el practicante siente la necesidad de introducir variaciones que mejoren sus resultados. Se trata de ir trabajando con lo que uno ve que le funciona.
Entonces, el presente procedimiento consiste en una combinación de oraciones cristianas, imposiciones de manos y pases mediante los cuales el practicante entrega a los seres espirituales negativos que estén perturbando a una persona determinada a los ángeles de Dios, para que estos últimos los conduzcan al lugar que el Señor les haya destinado.
Esto es lo que permite que un ente que haya sido entregado una vez no pueda volver nunca más hacer daño a quien fue su víctima.
Para distinguirlo con claridad de otros sistemas, puede valer la pena darle un nombre específico, y desde aquí se propone este: liberación espiritual o exorcismo por encaminamiento angélico.
El primer exorcista que lo utilizó fue el cristiano laico español Jorge Mora Uris (nacido en 1920), quien afirma en su libro Exorcismo que los propios seres angélicos se lo enseñaron.
Después de él fue utilizado por los también españoles María Ángeles Bertolín y Antonio Jiménez Puig (Bertolín fue discípula directa de Mora), estos últimos trabajaron en pareja, nacieron ambos en 1955 y actualmente están retirados de la actividad.
Los tres ayudaron a miles de personas sirviéndose de este sistema y ya en nuestros días es el que yo mismo sigo.
Parte importante de lo escrito en la presente obra toma como referencia el trabajo de estos tres exorcistas.
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