4. Respeto al libre arbitrio del paciente ante la decisión de liberarse
Bajo ninguna hipótesis el exorcista puede realizar un exorcismo sin el consentimiento de la persona a quien se le ha de aplicar, pues el Padre respeta rigurosamente la libertad de elección de cada ser humano.
Las excepciones a esta regla se dan cuando la persona no está en posesión de sus facultades mentales, esto es, cuando, por ejemplo, se trata de un niño pequeño si edad para entender el sentido del procedimiento, de una persona senil o, claro, cuando el individuo está en medio de un episodio de posesión en que el posesor ha tomado el control de su mente.
Si el exorcista no respeta este principio Dios no le va a dar la energía necesaria para realizar el ritual con éxito, de manera que quedará indefenso ante la acción de los espíritus negativos.
Cuando la persona dice no, puede ser por diversos motivos. Por ejemplo, puede ser que, simple y llanamente, su alma no quiera liberarse, puede que en ese momento no esté preparada para ello y más adelante sí lo esté, etc. En cualquier caso, habrá que respetarla con comprensión, sin ninguna necesidad de indignarse si recibimos un no porque nosotros no lo sabemos todo, solo Dios sabe el camino que habrá de seguir cada alma.
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