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6. Preparación psicológica del exorcista para la sesión de liberación espiritual

 

Siguen algunas ideas fundamentales que nos ayudarán a mantener el equilibrio psicológico durante una sesión de liberación espiritual, permitiéndonos mantener la mente centrada en los procedimientos establecidos por un lado y, por otro, tener juego de cintura para adaptarnos a cualquier reacción inesperada de pacientes y entidades:

 

1º. Si el paciente está ante nosotros es porque el Señor ha decidido que sea así y nos va a conceder ayudarlo (el paciente no es nuestro, es de Dios). Así, cuando nos veamos cara a cara con él debemos ejecutar el exorcismo con la mentalidad de quien, incluso antes de comenzar a aplicar el procedimiento, sabe que tendrá éxito, que “ya está hecho”.

 

2º. No perder nunca el hilo de comunicación mental con el Señor. Más detalles sobre esto en el punto 10.4. Pedirle orientaciones a Dios en caso de duda de este libro 2.

 

3º. No ceder jamás ante ningún tipo de pensamiento o imagen mental que nos desvíe de centrarnos en la buena lectura o recitado de la oración. La mayor arma que tienen los entes contra el practicante es infundirle pensamientos durante ella que lo desvíen de realizarla adecuadamente.

 

​Esos pensamientos o imágenes pueden ser de cualquier tipo: negativos o positivos. Incluso pueden llevarnos a pensar en cualquier situación que ni siquiera tenga nada que ver con la sesión de liberación.​

 

Lo que hay que tener siempre claro es que si en medio de la oración de liberación viene cualquier tipo de pensamiento o imagen mental que nos distraiga de ella, ya estamos siendo influidos. Hay que poner el foco en ejecutarla bien y nada más.   

Aunque vale mencionar algunos ejemplos frecuentes de pensamientos negativos: “Esto no va a funcionar/no está funcionando”, “Este ente es demasiado fuerte”, “Dios no me va a ayudar”, “Este paciente no quiere liberarse”, “No estoy haciendo lo correcto”, “¿Quién soy yo para hacer esto?”, “¿Quién soy yo para que Dios me escuche?”, “Dios no me dará la capacidad de exorcizar”, debilitar la fe en alguna de las personas de la Trinidad, etc. ​

 

Así, una vez se ha iniciado el procedimiento hay que aplicarlo sin contemplaciones y sin dudar. Es posible que de vez en cuando pasemos por algún momento de bloqueo en que sintamos que nada funciona, puede ser que nuestras fuerzas, capacidades y conocimiento sean llevados al límite, pero esto será para ampliarlos después. ​

 

Si no desistimos y mantenemos la fe en el Padre, nos dará en último término la inspiración que permita la buena conclusión de la tarea.​

 

Actuando nosotros correctamente y manteniendo la conexión con el Señor, si en una sesión no nos da la energía necesaria para liberar del todo al paciente es porque el alma de esa persona necesita algún tipo de aprendizaje que lo hará necesario.​

 

4º. No olvidar nunca que, por encima de la técnica, lo que hace posible que el Señor quiera cooperar con nosotros es nuestra fe en Él y el amor al prójimo.​

 

​Incluso, si nos enredamos demasiado en la oración y queremos recitarla o leerla otra vez desde el principio, también lo podemos hacer sin preocupaciones ni nerviosismos. Todo está conducido por el Padre.​

 

También puede pasar, por ejemplo, que un practicante con una fe más débil necesite realizar muchas acciones para conseguir el mismo efecto que otro va a conseguir con una sola.​

 

5º. El exorcismo es un acto de amor al prójimo con relación al paciente, sí, pero también con relación a los entes. Se ayuda a los espíritus de personas que no tienen maldad, pero que necesitan de ayuda para ser encaminados y también a los malignos, pues al entregarlos se evita que sigan haciendo daño en nuestro plano y se les encamina al verdadero lugar que les corresponde de acuerdo con el orden cósmico y con su estado espiritual.​

 

6º. Suaviter in modo, fortiter in re (suave en el modo, firme en la acción). Se recomienda muy vivamente que durante la sesión el practicante no se deje llevar por impulsos agresivos hacia los entes, pues eso también debilitará su propio campo energético haciéndolo vulnerable ante el ataque espiritual. ​

 

A la hora de conducir la situación se recomienda una actitud que combine la suavidad en el trato con la firmeza interior, nunca ser grosero con nadie, ni con los vivos ni con los no vivos.​

 

Aparte de todo, eso no hace falta en absoluto, recordando que la energía que le sea cedida al practicante será exactamente la necesaria para que la tarea sea realizada, ni más ni menos, y que el espíritu maligno más poderoso tiene una fuerza insignificante comparada con la potencia de nuestro Padre del Cielo, que simplemente no tiene límites. ​

 

7º. Ceñirse siempre a los procedimientos descritos en el Manual de protección contra espíritus, pero si estando en medio de una sesión de liberación surge alguna situación nueva, ante la que no tenemos conocimiento sobre cómo reaccionar, en ese momento le pediremos orientación directa al Señor, con alguna pregunta del tipo “Señor, ayúdame, ¿qué hago?”. 

 

Para describir nuestro proceso de aprendizaje de liberación espiritual, hay una comparación que me parece útil: imagine que se matricula usted en una autoescuela para aprender a conducir. 

 

Primero necesitará aprender una serie de contenidos teóricos, luego otros prácticos. Esos contenidos habrán sido probados y validados muchas veces por la escuela antes de ofrecérselos a los alumnos, porque conducir un auto inadecuadamente puede producir accidentes.

 

Una vez que una persona ha aprobado el curso, conducir su auto será para ella algo fácil y seguro, incluso rutinario. 

 

Por otro lado, imagine que un alumno en la autoescuela empiece a no seguir el código de circulación o incluso a decidir que puede perfectamente cambiar las normas de circulación a su antojo, a no seguir lo que le dice su instructor cuando está haciendo prácticas con el auto en la calle, etc. El resultado más probable será que se accidente, lo que podrá llevar al hospital no solo al alumno, sino a terceros.

 

Entonces, si va a usted a aprender aquí, le recomiendo encarecidamente que siga las orientaciones que se dan al pie de la letra: por favor, evite introducir ideas diferentes en las oraciones, alterar el orden de ejecución propuesto de estas, dejar de hacer las oraciones que se piden, mezclar los principios que aquí se enseñan con conocimientos espirituales que haya aprendido en otros lugares, etc.

 

Lo que puede usted leer ahora es el resultado de un largo proceso de refinamiento. Desde el año en que escribí la primera versión del Manual (2018) hasta el momento en que escribo este párrafo (2023), he practicado más de 2000 exorcismos totalmente exitosos. ​

 

Someto los procedimientos a análisis frecuentes y publico solo los que son eficaces en la práctica, buscando siempre la máxima seguridad tanto para el exorcista como para el paciente. ​

 

8º. Estar atento a que los entes no adhieran a nosotros y tomen nuestra energía. Para ello se puede, por ejemplo, ir intercalando la oración del triple manto de protección para uno mismo durante el procedimiento o incluso practicarse procedimientos de autoexorcismo (oraciones del lazo de luz, de arrancado, etc.) según se sienta la necesidad. ​

 

9º. Los tres pilares de la estabilidad psicológica del exorcista y de su conexión con Dios: FE, ESPERANZA Y CARIDAD.​​

Ir a: 7. Formas básicas de la oración de liberación y exorcismo

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