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3. Requisitos en el exorcista para que un ritual de liberación espiritual funcione

 

Y estas señales seguirán a los que creen:

En mi nombre echarán fuera demonios…

(Marcos 16:17)

 

Los elementos fundamentales que permiten a una persona ejecutar un ritual de exorcismo y que este funcione son una fe en Dios y amor al otro fuertes, y claro, conocer un procedimiento de exorcismo basado en una comprensión real de lo que le pasa a alguien afectado por seres espirituales negativos. 

 

Sin los dos primeros elementos ningún procedimiento formal de exorcismo va a funcionar, tampoco va a importar si se tienen o no facultades extransensoriales o dones psíquicos, el conocimiento intelectual o títulos académicos, si se está o no en una institución religiosa o cuál sea esta, pues la fe y el amor son lo que permite que el Señor le pueda suministrar al exorcista la energía necesaria para actuar a su vez sobre la energía de los entes. Otros atributos como los también citados aquí podrán ser positivos y deseables, facilitar en mucho la tarea, pero ya tendrán una importancia secundaria.

 

De hecho, el objetivo mayor de esta guía es que una persona sin don psíquico alguno y sin el apoyo de nadie salvo el del Padre pueda ejecutar con éxito exorcismos, ya que “la mies es mucha y los obreros son pocos” (Lucas 10:2).  

 

Sobre esta cuestión de los dones extransensoriales, decir que existe toda una serie de técnicas eficaces para forzar su desarrollo de manera artificial, sí, pero desde aquí se recomienda muy vivamente no entrar en ese camino, pues manipular la propia energía sin que el proceso esté conducido desde lo Alto puede conducir a toda una serie de trastornos físicos, mentales y espirituales que pueden llevar incluso a la muerte. Si el desarrollo de alguna facultad psíquica o carisma es necesario para nuestra tarea, se nos concederá en el modo y momento adecuados.

 

Tampoco hace falta ser moralmente perfecto, quien crea que lo es, simplemente está negando hasta los aspectos negativos más básicos de su carácter. Una persona puede perfectamente tener una gran fe y amor y pasar por momentos en los que sienta cualquiera de las pasiones humanas negativas (ira, envidia, vanidad, codicia, etc.) aunque, obviamente, un esfuerzo sincero para ir cultivando una personalidad mejor siempre será lo más recomendable.

 

También será necesario estar atento a cómo Dios nos va orientando al respecto de nuestras actitudes. Por ejemplo, en un momento dado la efectividad del exorcismo disminuye de manera recurrente y significativa o incluso cesa totalmente, o el practicante poseía dones psíquicos concedidos desde lo Alto y le son retirados. Estos ya son indicadores de que será necesario parar y preguntarse si se está haciendo algo mal, si hay alguna actitud o emoción propias que interfieran en la comunicación con el Señor a un nivel que llegue a bloquear la capacidad de exorcizar.

 

De hecho, para cualquier ser humano, la experiencia de verse en situación de realizar liberaciones espirituales auténticas es algo tan ajeno a la vivencia ordinaria, supone una experiencia emocional tan intensa y compleja, que es prácticamente imposible que no pase por determinados momentos de desequilibrio anímico. Sobre todo al comienzo de la actividad, pues esta exige una drástica reordenación de la propia visión del mundo.

 

Un test de aptitud: Si posee usted la experiencia de recitar la oración del manto (8.4.1. Oración del manto de protección, libro 1) y sentir que le funciona, con la debida preparación llegará a tener también perfecta capacidad para realizar el modelo de exorcismo presentado en esta guía, pues esa pequeña oración ya produce el encaminamiento de espíritus hacia lo Alto, lo que significa que todo aquel que la realice ya es un exorcista en su estadio más básico de actuación.

Ir a: 4. Respeto al libre arbitrio del paciente ante la decisión de liberarse

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