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7. Equilibrio emocional ante ataques mágicos grupales

 

7.1. Dos mensajes clave

 

Desde que identifiqué el primer ataque mágico en grupo hacia mí hasta el momento en que escribo estas líneas, he documentado más de 300 y, junto a esta experiencia desarrollé la habilidad psíquica para ver cuántos individuos participan de un ataque determinado.

 

En uno de los primeros casos me deparé con que los ataques empezaban con un grupo reducido, de menos de 10 personas, pero este fue creciendo hasta alcanzar unos números que no me atrevo a decir aquí. 

 

Un día, muy asustado por ello, me puse en oración personal con el Señor y me llegó el siguiente mensaje mental: "El número no importa".

 

Más adelante, otro día en que lo que sentía ante la situación fue un fuerte enfado hacia ellos, el mensaje mental que me vino desde lo alto fue: "Conténtate con la protección, nosotros cuidamos del resto".

 

El primer mensaje fue de importancia crítica para liberarme del miedo, natural por verme ante una amenaza que solo crecía sin saber hasta qué límite. El segundo me liberó de la ira, natural también cuando un ser humano se ve sometido a esos niveles de violencia creciente, persistente, e incluso a veces dirigida hacia sus seres más queridos.

 

Entonces, estos mensajes no valen solo para mí, sino para usted, en caso de que el Señor le depare este tipo de experiencia.

 

Ningún ser humano podría enfrentar este tipo de agresiones contando solo con la propia energía psíquica. Sin embargo, cuando las energías superiores de lo alto entran en acción, realmente, el número de atacantes no importa. Tampoco su naturaleza, ni dónde estén, ni el tipo de ataque mágico que usen. Si importara, yo mismo no estaría vivo ahora para contarlo. 

 

Después de experimentar más de 200 ataques desde el momento en que recibí estos mensajes hasta el de escribir este texto, y que todavía fueron creciendo muchísimo en escala e intensidad, puedo confirmarle además que esta experiencia no me ha fragilizado sino todo lo contrario: comparado con mi estado al inicio de ella, estoy mil veces más fuerte psicológicamente, he podido ir refinando el procedimiento de liberación, haciéndolo mucho más eficiente, y el Señor me da una energía espiritual al aplicarlo inmensamente mayor, adaptándola al tamaño de cada nueva amenaza.

 

Diciéndonos "Conténtate con la protección, nosotros cuidamos del resto" nos indican una manera de lidiar con la experiencia sin meternos en situaciones de peligro que se nos harían fácilmente impracticables (por ejemplo, las que podrían venir de querer confrontar a los atacantes en el plano físico, etc.). 

 

Por otro lado, ya nos dan la seguridad de que el camino de cada uno de los individuos que nos ataquen va a ser debidamente acompañado desde lo alto, que va a tener su más adecuado destino. 

 

Y para nosotros siempre va a ser imposible contemplar el escenario en toda su complejidad. ¿Quién sabe qué pasa en cada alma?... Así, nos salvamos también del peligro de ser víctimas de nuestros propios prejuicios.

7.2. Aptitudes mentales fortalecedoras

 

Quisiera hablar un poco ahora de algunas aptitudes mentales que, pienso, pueden ser de buena ayuda a la hora de lidiar con un escenario de ataques mágicos grupales recurrentes.

7.2.1. El arquetipo del experto en ciberseguridad

 

Un día, me hackearon la cuenta de Google Drive donde tengo todos mis archivos sobre defensa espiritual, por lo que vi que necesitaría darle una atención mínimamente seria al estudio de la ciberseguridad. 

Tras investigar un tiempo, el método de protección más seguro que conseguí definir consiste en 2 tipos de abordaje, que aprovecho para compartir aquí:

 

1º. Si tiene usted alguna información muy, muy importante y de una índole muy, muy íntima, como por ejemplo notas relacionadas con su experiencia espiritual, el sistema de ciberseguridad más robusto que existe es un cuaderno de papel. 

 

2ª. Si quiere usted trabajar con archivos informáticos en su computadora personal con un nivel alto de seguridad, puede desconectarse de Internet mientras trabaja con ellos. 

 

Luego, puede guardar una copia en una memoria externa y, por supuesto, vale muchísimo la pena utilizar un buen antivirus de pago con funciones de protección avanzadas como VPN, navegador de internet propio y una función de triturador de archivos —esto último para no dejar ningún vestigio de archivo que no quiera que se encuentre en su computadora.

 

Pero lo más importante que quiero decir ahora no es esto, y sí que es posible observar un paralelismo cercano entre áreas tan aparentemente diferentes como la defensa digital y la espiritual.

 

Piense bien: ¿cómo es el escenario de los expertos en ciberseguridad?

 

Imagine la vida de un profesional que trabaja protegiendo, por ejemplo, la seguridad digital de una empresa. Tendrá que protegerla de agresores altamente inteligentes, sutiles e implacables, y cuya habilidad para crear nuevas formas de ataque evoluciona continuamente.

 

Vamos, pues, a profundizar ahora un poco en esto.

7.2.2. Características y pautas de conducta del experto en ciberseguridad

 

1. Tiene una mente pragmática y analítica. Estudia los escenarios de un modo lo más objetivamente posible.

 

2. Tranquila perseverancia. Se mantiene en un estado de serenidad vigilante. Hace sus tareas cotidianas, puede estar de buen humor, charlar con los amigos, tener su vida familiar, etc., no desgasta su energía emocional estresándose, no vive nervioso, ni con miedo, pero siempre tiene una "antena puesta".

 

3. Especialmente en un momento de crisis, cuando el sistema informático es atacado, gestiona adecuadamente los nervios y el miedo de modo que no lo bloqueen, mantiene la mente lúcida, actúa de manera certera y disciplinada. Ejecuta lo que hay que hacer, aplica los procedimientos como hay que aplicarlos. Si conviene, tiene juego de cintura, se adapta rápidamente al escenario.

 

En resumen, actúa con una combinación de suavidad y fuerza.

7.2.3. Similitudes entre el sistema de defensa digital y espiritual

 

El sistema de defensa digital está presente de manera silenciosa, parece que no existe, su objetivo es que las personas de la empresa vivan su vida normal sin tener que preocuparse por la seguridad.

 

Pero está perpetuamente activo y cuando hay un ataque se acciona de inmediato.

 

Trabaja en tres niveles:

 

1º. Prevención y anticipación. Se prepara y desarrolla procedimientos de actuación antes de que un ataque se dé.

 

2º. Respuesta lo más inmediata posible cuando el ataque se da.

 

3º. Tareas de reparación, también cuanto antes, si un ataque consiguió causar daños.

7.2.4. El principio de seguridad confianza cero

 

El principio de confianza cero (en inglés, Zero Trust) se basa en la frase "Nunca confíes, siempre verifica". Esto es, que ante cualquier potencial situación de peligro, hay que validar de alguna manera si realmente hay peligro o no.

 

En el caso de la defensa espiritual podemos aplicarlo básicamente de la siguiente manera: ante cualquier sospecha o intuición de que estamos bajo ataque, ya se pregunta al Señor si este se ha dado.

 

Por ejemplo, a veces uno mismo puede pensar inicialmente que no lo hay, o incluso puede no apetecerle en absoluto pensar en ello, pero se hace la pregunta y resulta que la respuesta es “sí”.

7.3. Defensa espiritual y paranoia

 

Pienso que aquí vale la pena explorar un poco la cuestión de la paranoia en el contexto de la defensa espiritual porque la idea de sentirse objeto de una "amenaza invisible" es también tema central de este tipo de trastorno. 

 

El objetivo de este epígrafe es proporcionar una herramienta más para ayudarnos a hacer un autoanálisis y calibrar si lo que identificamos como un supuesto ataque espiritual sería algo objetivamente verdadero o nos estamos adentrando en el terreno de la paranoia. 

 

Incluso, el mero hecho de que una persona sin ningún tipo de enfermedad mental se vea sometida a algo como un ciclo de ataques mágicos, ya puede hacer que pase, como mínimo, por algún momento de estado paranoico, sintiendo algunos de los síntomas que lo definen.

 

Sin embargo, lo más importante en mi opinión será conseguir identificarlo y superarlo de manera temprana, para que no se asiente y agudice hasta el punto de convertirse en una enfermedad que, realmente, ya deba ser tratada por un profesional de la salud mental. 

 

A continuación presento los síntomas del trastorno de personalidad paranoide tal y como los describe el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales — DSM-5, compendio de trastornos psiquiátricos que es una referencia de primer orden para los profesionales de salud mental en todo el mundo:

 

A. Desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, de tal manera que sus motivos se interpretan como malévolos, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:

 

1. Sospecha, sin base suficiente, de que los demás explotan, causan daño o decepcionan al individuo.

 

2. Preocupación con dudas injustificadas acerca de la lealtad o confianza de los amigos o colegas.

 

3. Poca disposición a confiar en los demás debido al miedo injustificado a que la información se utilice maliciosamente en su contra.

 

4. Lectura encubierta de significados denigrantes o amenazadores en comentarios o actos sin malicia.

 

5. Rencor persistente (es decir, no olvida los insultos, injurias o desaires).

 

6. Percepción de ataque a su carácter o reputación que no es apreciable por los demás y disposición a reaccionar rápidamente con enfado o a contraatacar.

 

7. Sospecha recurrente, sin justificación, respecto a la fidelidad del cónyuge o la pareja.

 

Esta propuesta de autoexploración no sustituye la evaluación de un profesional cualificado de la salud mental. Si percibe que usted o alguna persona a la que preste asistencia espiritual puede presentar un cuadro agudo y persistente de este trastorno, la recomendación será siempre la consulta al profesional. 

7.4. Necesidad de una lectura compasiva (sí, compasiva) de la situación

 

Cuando somos el objetivo de una serie de ataques mágicos grupales podemos estar en serio peligro, nosotros y tal vez nuestros seres queridos más cercanos. Entonces, ¿seguro que adoptar una visión compasiva de nuestros agresores va a ser adecuado? E incluso, aunque tengamos eso claro, ¿seremos capaces de llevarlo a la práctica?

 

La respuesta es sí, podemos y debemos. El por qué y el cómo lo explico a continuación.

 

Cuando comencé a recibir estos ataques, practicaba el procedimiento de liberación ante ellos con una actitud “guerrera”, como si fuera un soldado en el campo de batalla luchando contra el enemigo, experimentando también sentimientos de agresividad.

 

Hasta que me di cuenta de que si durante ellos conseguía mantener un estado mental sereno, sin odio, el número de oraciones que necesitaba hacer para concluir la liberación era drásticamente menor.

 

Luego, durante las primeras veces en que empecé a practicar la oración que pide entregar a la luz a los espíritus que acompañan a los atacantes, tenía serias dudas sobre si eso sería algo justo, si los atacantes merecían ese acto de misericordia de Dios. Un día, muy enfadado tras un ataque intenso, decidí que no aplicaría más esa oración. Me dije: "Esto no es justo, no se lo merecen". 

 

¿Saben qué pasó? Que en la siguiente sesión de liberación el Señor me bajó la energía de gracia de manera muy, muy drástica.

 

Aquí validé en la práctica que lo que el Señor quiere de nosotros es una lectura compasiva de la situación. Al fin y al cabo, en muchas ocasiones, los niveles de sufrimiento emocional y desesperanza vital de los individuos que viven en los grupos ocultistas que practican este tipo de violencia son altísimos. Se trata de personas que viven presas al mundo de los muertos, y muchas saldrían de él si pudieran.

 

Así, comprendí que esto no es una guerra, es una tarea de reparación espiritual.

 

Sin embargo, pueden llegar a producir experiencias de dolor tan severas a otros que la mayoría de seres humanos normales no consigan hacer algo como perdonarlos o comprenderlos. En este sentido, la percepción que tuve es que hacía falta tener una capacidad de perdón más allá de lo común, y no solo eso: una paciencia más allá de lo común, una perseverancia para no dejarse doblegar interiormente más allá de lo común, un amor más allá de lo común, una capacidad de ver el gran escenario más allá de lo común... 

 

¿Existiría alguien que pudiera servirnos de modelo para esto? Sí, claro. Alguien a quien ya conocemos muy bien: Cristo.

 

Por otro lado, ¿quién puede saber si un alma querrá buscar redención o no? El mismo Cristo nos enseña sobre esto, y justo en el momento de su crucifixión: estando ya en la cruz, junto a él había dos ladrones justamente condenados. 

 

Uno lo despreció, pero el otro tuvo el coraje de decirle: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino". Bastó eso para que Cristo, humillado, torturado y al borde de la muerte, le dijera: "En verdad, te digo, hoy estarás conmigo en el Paraíso".

 

Y otra pregunta que me hago con respecto a los atacantes mágicos y relacionada con la pregunta anterior es: ¿Cuáles serán las consecuencias a largo plazo del contacto directo con la energía de gracia en personas que están en este nivel de confrontación espiritual con Dios?... 

 

Es por todo ello que considero tan necesario ejercitar la perseverancia más allá de lo natural, la misericordia más allá de lo natural, el amor más allá de lo natural, la capacidad de comprensión del otro más allá de lo natural, sin acobardarse ante el peligro y el trabajo.

7.5. Perseverancia en la defensa espiritual

 

Puede darse aquel caso en que, a pesar de ver sus ataques neutralizados una y otra vez, el grupo persista en ellos durante mucho tiempo. 

 

Si nuestra conexión con Dios permanece firme, ningún ataque mágico va a alcanzar su objetivo final, pero lo que sí podrán intentar hacer es vencernos por el cansancio. Y aquí, nuestra resistencia psicológica será la clave de todo. Siguen, pues, algunas ideas para ayudarnos a perseverar.

 

Aplicando el procedimiento de liberación espiritual descrito en este libro 3, se puede entrar en una rutina llevadera. En condiciones normales, una sesión de autoliberación no nos va a llevar más de 5 o 10 minutos de oración, esto es, el tiempo que tardaríamos en ir al baño o tomar un café con un colega si estamos en el trabajo. No va a producir ningún desgaste significativo de nuestra energía.

 

Aunque, sí, esporádicamente podrá haber algún ataque que nos desafíe seriamente, incluso que lleve nuestra resistencia física y psicológica al límite.

 

Pero... ¿sabe qué pasa cuando no nos dejamos vencer internamente en este momento? Que el Señor lleva la energía de gracia que nos da a un nuevo nivel, y el mismo tipo de ataque que hoy casi acabó con nosotros, mañana se resuelve con el menor esfuerzo.

 

Le  cuento una de estas situaciones que me tocó vivir:

 

Un día, después de un duro día de trabajo, a la 1 de la madrugada me despertó el peor de los ataques recibidos hasta la fecha, necesité hacer más de 30 oraciones de exorcismo. Cuando llevaba unas 20 ya estaba agotado, pero a partir de un momento determinado, me empezó a venir esta frase a la cabeza: "Mi rodilla solo se dobla ante el Señor". 

 

Esto me dio una fuerza emocional que no sabía de dónde estaba saliendo. Justo en el momento de mayor cansancio físico, por dentro me sentí más fuerte que nunca. Al final, conseguí liberarme totalmente y me fui a dormir con esta frase en la cabeza, que he venido usando más en otros momentos como este: "Mi rodilla solo se dobla ante el Señor".

 

En casos difíciles, también puede pasar que uno termine agotado físicamente, como si le hubieran drenado toda la vitalidad, pero a veces también pasa que al cabo de unos minutos se siente que entra otra vez la energía y la recuperación es muy rápida. 

 

Hay que matizar que aquí ese retorno de la energía no es el que proporciona el descanso o el comer, es energía de gracia que viene de lo alto. Entra por el chakra corona e inunda todo el cuerpo por dentro, devolviéndonos la energía en pocos segundos. En mi caso, como ya conté en el epígrafe 15.2. del libro 1 del manual, muchas veces la siento como una sensación de frescor muy agradable. 

 

Por cierto, en cuestión de perseverancia, hay que ver también qué pasa con quienes están al otro lado. 

Los atacantes también se cansarán, tendrán miedos, se frustrarán, se desequilibrarán, y tendrán no pocos quehaceres y preocupaciones aparte de estar pendientes de nosotros. En muchos casos, cuando el líder de su grupo les manda lanzarle un ataque ritual a usted, puede estar seguro de que preferirían dedicarse a hacer otra cosa si pudieran elegir. 

 

En aquel momento en que quisiera usted lanzar la toalla, incluso es bien posible que los otros estén pensando lo mismo. 

De vez en cuando puede surgir la pregunta "¿Cuándo terminará esto?", lo que puede ser psicológicamente muy desgastante. Entonces, propongo sustituirla por esta otra: "¿Qué es lo próximo que me va a enseñar el Señor?".

 

Y no olvidemos que si tenemos que vivir esta situación todo está conducido desde lo alto, significa que estamos maduros para encararla y, haciendo bien el trabajo, los frutos serán extraordinarios.

 

El ciclo termina cuando el Señor lo decida.

7.6. Lidiar con los sentimientos de victoria

 

Quien quiera gloriarse, gloríese en Dios.

Corintios 10:17-18

 

Cuando uno ve que recibe la ayuda de lo alto y sale airoso de los momentos de peligro, ¿es bueno estar contento? Por supuesto que sí. Pero también hay que prestar atención porque ese contento natural y bueno puede llevarnos igualmente a estados de desequilibrio emocional como los de arrogancia o frivolidad. Una vez más, podemos estar ofreciéndoles a los agresores un locus minoris resistentiae ("lugar de menor resistencia" o punto débil) que puedan explotar.

 

Cuando el sentimiento de victoria se convierte en una euforia exagerada, bajamos la guardia, pasamos a considerar al agresor como alguien con el que se puede jugar, y en nuestro caso, eso no es así en absoluto.

 

Un ejemplo literario que ilustra muy bien esto es el de la guerra de Troya, en la que los griegos se pasaron 10 años asediando la ciudad de Troya sin éxito. Hasta que un día, el héroe griego Ulisses tuvo la idea de decirles a los troyanos que admitían la derrota y que como muestra de buena voluntad les regalaban un caballo gigante de madera. Los troyanos, envanecidos, relajaron y dejaron entrar el caballo en la ciudad, que en realidad estaba lleno de soldados griegos. Así la inexpugnable Troya, con todos sus formidables guerreros, fue finalmente destruida.

 

Ya en mi propio caso, ¿cuántas veces me entusiasmé después de superar un momento durísimo, incluso pensando que los ataques terminarían ahí, y tras un periodo breve de descanso estos volvieron con fuerza redoblada? Sinceramente, más de las que quisiera.

 

Entonces, la tarea de la defensa espiritual exige una concentrada seriedad y autodisciplina. No gloriarse de los propios méritos cuando hay victoria, y centrarse siempre en ejecutar lo necesario para que las cosas salgan bien.

 

La humildad es otro elemento más que puede marcar la diferencia entre victoria y derrota. Y cabe recordar que "derrota" muy bien puede significar que tengamos que vernos en el hospital o incluso en algún lugar peor. Nosotros o, dado el caso, también aquellos a quienes tengamos que defender.

 

En materia de defensa espiritual no se juega. Le aseguro que los atacantes tampoco lo harán.

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