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12. Orientaciones para personas con facultades paranormales

 

Existen determinadas personas que desarrollan lo que se llama sexto sentido, esto es, la facultad de captar por diversos medios los fenómenos de tipo espiritual, y que se manifiesta a través de facultades como la mediumnidad, la clarividencia y clariaudiencia, la adivinación, la sincronicidad, etc. 

 

Uno de los efectos que está produciendo el progresivo deterioro de la barrera natural que separa el bajo plano astral del nuestro es que, por el contacto incrementado con las energías espirituales (aunque sean negativas) se está despertando este sexto sentido en muchísimas personas.

 

Actualmente, el número de individuos que cada día descubre poseer facultades paranormales está aumentando de forma vertiginosa, aunque la mayoría de ellos, como es muy natural, tienen miedo de asumirlo ante sí mismos y más aún de asumirlo ante otros.

 

Siguen, entonces, algunas orientaciones:

 

1. No se acobarde ante lo que oiga o vea. El miedo es, a fin de cuentas, la única arma que los entes tienen contra nosotros.

 

2. No desespere nunca, por duras que sean las situaciones a que lo sometan los espíritus negativos, quienes querrán utilizar las facultades de usted en beneficio propio.

 

3. La clave de toda fortaleza es la fe en Dios unida a la confianza en uno mismo. Hay que pedir ayuda siempre mediante la oración ante los asaltos espirituales de cualquier tipo. Los seres angélicos nos darán la energía y protección adecuadas según lo requiera cada caso, ni más ni menos.

 

4. Cuando se sienta que un ser o seres espirituales negativos ha entrado en nosotros o que están acechando alrededor nuestro, hay que buscar primero mantener la serenidad y el control sobre uno mismo. Conforme vamos rezando las oraciones de protección nos irá llegando la energía espiritual protectora de parte de Dios, nos iremos sintiendo mejor y los entes negativos nos dejarán.    

 

5. Con la ayuda de Dios y la oración se puede ir perfeccionando la comunicación entre nuestro yo consciente, nuestro ser espiritual y Dios.

 

6. En la medida de lo posible, evite lugares donde capte usted energías inarmónicas que le causen malestar y turbación y esté atento a personas que puedan utilizarle para fines innobles (por ejemplo, puede aparecer a lo largo de su camino quien perciba sus cualidades y las quiera utilizar en beneficio propio). 

 

7. Busque espacios y momentos para su recogimiento interior, en los que pueda usted pensar y meditar sobre las cuestiones espirituales. Procure estudiar, aumentar el conocimiento.

 

8. La ayuda que nos viene desde los planos elevados es siempre proporcional a los objetivos que buscamos, a la importancia de la tarea y al esfuerzo realizado para llevarla a cabo.

12.1. Los mayores peligros para la persona sensitiva

 

1. Perder la objetividad y la toma de tierra con la realidad. 

 

2. Confundir mensajes de lo alto con mensajes provenientes de seres inferiores.

 

3. Que las luchas espirituales socaven su fe de tal manera que se produzca un quebrantamiento de la esperanza, lo que puede llevarlo incluso a convertirse en un practicante consciente de cultos malignos. 

 

4. Mucho cuidado si se observa que se está perdiendo el amor hacia el ser humano y hacia el mundo. Esa es la puerta de entrada para convertirse en alguien manipulador, tirano, destructivo, etc.

 

5. Actuar guiado por motivos egoístas o materiales.

 

6. No conseguir dar límites a la vanidad. La vivencia intensa de experiencias espirituales hace que delimitar la vanidad se convierta en una de las principales luchas de la persona sensitiva. Prácticamente se puede decir que la cuestión no es si habrá que lidiar con ella o no, sino cómo. Entonces, ¿qué se puede hacer?

 

Algunas sugerencias:

 

1. Lo primero es reconocer conscientemente que uno la experimenta. Cuando un sentimiento negativo cualquiera no es asumido desde la consciencia, se produce su represión hacia el inconsciente y allá se hace más fuerte. Así, cuando más queramos huir de asumir nuestra vanidad, más fuerte se volverá y va a aflorar de modo más intenso e incontrolado. Es justamente cuando se la asume que sus arrebatos pierden violencia, porque traemos a la conciencia una energía psíquica antes aprisionada, empezamos a adquirir la habilidad de reconocerla y, por tanto, de darle límites.

 

2. En la medida de lo posible, relacionarnos con personas con capacidad y fortaleza para ser críticas con nosotros cuando lo necesitemos.

 

3. Tener una vida sexual activa, idealmente con amor. El sexo, cuando no se da llevado por un impulso destructivo, es un acto de entrega en sí, supone una “pequeña muerte” del yo, lo que nos ayuda a poner los pies sobre la tierra. El destino de quien no lo vive mínimamente es, en el mejor de los casos, una neurosis, pues la persona está queriendo anular una de las expresiones de su afectividad más básicas e importantes.

 

4. Tener siempre presente que, puesto que el estado de envanecimiento es un estado de desequilibrio psicológico como cualquier otro, vamos a estar más expuestos a las manipulaciones de los espíritus. Cuando nos veamos en una situación en que se despierta este sentimiento, podemos hacer la oración del manto. 

 

5. Encarar el hecho de nuestra vanidad (y la de los otros) con humor, comprensión y compasión, pues todos estamos hechos del mismo barro.

 

6. Entregar sinceramente la emoción a Dios, pedirle que nos transforme para mejor y estar receptivos ante la voz de su Espíritu Divino, que siempre nos va a guiar.

Nota: Estas sugerencias pueden aplicarse a cualquier otra emoción negativa que suframos.

 

Observaciones:

 

La persona con dones espirituales especiales suele ser preparada desde lo alto, a través de toda una serie de pruebas, para realizar algún tipo de tarea de regeneración colectiva. Estas pruebas ejercitan los dones, sí, pero sobre todo desarrollan cualidades como la fe, el amor al prójimo, la humildad... En definitiva, se trata de una fragua que va refinando nuestra alma y su conexión con Dios.

 

Los propios asaltos de entes negativos pueden ser parte del entrenamiento, puestos ponen a prueba nuestra fe, fortaleza, inteligencia y perseverancia. Así, cuantas más cualidades morales y amor al prójimo tenga el sensitivo, más recursos tendrá para poder defenderse de ellos. 

 

Cuando la persona llega a un momento en que ya está preparada para su tarea personal de regeneración, sus dones y misión quedan definidos con claridad, y si persevera en su buen camino espiritual será capaz de llevar a cabo una preciosa tarea junto a los seres elevados, que también necesitan de nuestra colaboración para realizar las suyas.

Ir a: 13. La bendición

 

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